El contenido de este libro transita en un escenario en el que pensar sobre la formación de los docentes ya no es sólo una necesidad académica o un deber de las administraciones educativas. sino una urgencia social Y lo es porque es necesario dar respuestas imaginativas en un momento histórico en el que la institución escolar sigue mirando a su pasado fundacional de hace ciento cincuenta años. mientras los docentes han de favorecer el deseo de aprender a unos sujetos que viven en un mundo contradictorio y cambiante