Platón se dedicó a inmortalizar los diálogos que, ricos en contenido filosófico, político y sentimental, tenía con Sócrates y sus discípulos. En este ejemplar, podemos encontrar dos temas: el primero queriendo consolidar lo que el político, o el mandatario de una nación, necesita para poder regir. No en el carácter como tal, sino lo que implica la ciencia del puesto, para ejercer con claridad un bien a todos los ciudadanos, y hacer de su nación una más exitosa. En el segundo, un diálogo acerca del amor: lo que significa, lo que podemos interpretar y lo que cada uno de los invitados al banquete puede expresar sobre este sentimiento que nos apasiona y enloquece. Dos temas muy diferentes que, sin embargo, tienen un común denominador: acercarnos un poco más a entender la complejidad del ser humano.