Landa , Essaú.
Como azquiles por la espalda del animal, recorremos ese laberinto. Serl a hormiga, ser también el monstruo de muchos ojos, ciempiés desintegrado, arrastrándose por túneles y por las calles de concreto. Toma el camión, toma el metro, es partícula, pero contiene una ciudad. En esta otra clase de mirmecología, observamos una de esas criaturas defectuosas, un hombre de ciudad, oficinista, arrastrando las repeticiones de añorar la suficiencia, o un oasis⦠si tan solo no estuviera escrita en él esa condena: la necesidad desesperada por el Otro.