Carrillo Esper, Raúl.
Cada año se realizan más de 230 millones de cirugías en todo el mundo, y este número se incrementa año con año. Es habitual que después de la manipulación de los tejidos durante una intervención quirúrgica aparezca dolor, el cual mejora en un periodo de días a semanas gracias a las múltiples técnicas de apoyo para el dolor posoperatorio agudo con las que hasta el día de hoy se cuenta. El dolor que persiste o aumenta puede tener múltiples causas (p. ej., formación de cicatrices, infecciones, adherencias/hernias, reacción a un cuerpo extraño, neuroma incisional, factores propios de la cirugía, problemas de malignidad, radiculopatías, endometriosis, etc.). El dolor posoperatorio persistente tiene una amplia gama de diagnósticos diferenciales, la cual dificulta o confunde, o ambas acciones, el diagnóstico y a su vez el tratamiento, generando angustia tanto para el equipo tratante como para el paciente. El dolor posoperatorio persistente, según la IASP, se define como un dolor localizado en la región del sitio quirúrgico que persiste por lo menos tres meses después del evento; también se le ha llamado dolor posoperatorio crónico o dolor posquirúrgico crónico. A pesar de las críticas de la definición, en la actualidad se mantiene como una forma sencilla de conceptualizar el problema.