Dos escritoras diferentes con temas universales por azar. cada una escogería un tema y escribiría sobre él. sin ponerse de acuerdo. ni comentarlo entre ellas. Ambas le darían a un dibujante los versos y frases que tenían. El ilustrador dibujaría lo que sentía al leer los versos sin pedirle opinión a las autoras. El final fue sorprendente. los tres estuvieron de acuerdo con el trabajo del otro y lo sintieron como propio.