Pocas veces se puede rastrear la evolución de un escritor como en esta obra que se remonta a las primeras manifestaciones de una intuitiva búsqueda literaria. sin saberlo. que hacía el entonces niño Antonio Domínguez Hidalgo y que fue evolucionando hasta su adolescencia.. A petición de su alumnado y de muchos colegas. el afamado pedagogo se decidió a hacer públicas las iniciales muestras de su creatividad en el arte de la palabra que le servían como ejemplo didáctico en sus clases de español.. Asombra lo bien logrado de algunos. al saber que este niño no descendía de familias inmersas en alta cultura. sino de campesinos que emigraron a la ciudad en búsqueda de mayores oportunidades y con el tiempo desembocaron en restauranteros. esos sí. aficionados a la lectura que le influyeron el gusto por las letras como camino de superación.. Estos poemas y relatos (todo lo hacía solito) que forman este libro. bien pudieron extraviarse si no hubiera sido por la acuciosa compilación que de ellos había hecho la madre del autor como curiosidades de la espontánea necesidad expresiva de su hijo. y las había conservado en su cofre de joyas. Para Domínguez Hidalgo constituían sus juguetes infantiles. con los que transcurría las largas horas de su solitaria vida de hijo único. Sus padres fueron sus primeros lectores y fomentaron los posibles alcances que su retoño podría obtener.. Cuando niño conmueve por ser el reflejo de un ser que vivió en un ambiente donde había sólo radio y cine. Acaso esto fomentó la creatividad del autor y lo hizo construir. sin proponérselo. una serie de textos donde otros niños lectores descubren que las palabras les pueden hablar de un mundo hecho de rítmicas entonaciones y fantasiosas imaginerías.
