Publicada en 1866 esta obra es un clásico, no sólo por su larga data, sino porque se sienta las primeras reflexiones sobre la relación del ser humano con el territorio y el medioambiente; es decir, la ecología. Término que, como abre Annie Le Brun en el prefacio que acompaña esta edición, coincidentemente el biólogo Ernst Haeckel acuñó ese mismo año y no era parte del vocabulario cotidiano. Sorprende, pues, por su carácter premonitorio al referir a temas como la contaminación, la explotación y mercantilización de la naturaleza, el agotamiento de los recursos, el cambio climático, la movilidad desaforada y el colapso de la civilización. Aquí se devela también la ideología anarquista del autor, que le valió el ostracismo en la academia a pesar de ser, a la par de Humboldt y Ritter, uno de los fundadores de la geografía. Páginas inclasificables a las que es posible acercarse desde una perspectiva geográfica, antropológica o política.