, Editorial Zadar.
Diríase que el verdadero caminante no descansa jamás.De hecho inició su camino al abrirse sus ojos: ahí comenzóel juego de la curiosidad, la vida del entendimiento, lapersuasión de los sentidos, la valoración del silencio,la percepción de la música, el amor a la nostalgia. Ahícomenzó la vida de la muerte.