En esta obra, Eduardo Milán parte de una perspectiva ontológica. ¿Qué es y qué permanece? El concepto más socorrido a lo largo del poemario es el tiempo, por lo que surgen constantemente referencias a la vida, el trayecto, la eternidad. El acto de la escritura se plantea como fugaz e inaprensible, pese a la ilusión convencional de que el lenguaje atesora la realidad.