Sepúlveda Gil , Sebastián.
Subirse al tren de los sueños requiere preparar el equipaje, adquirir billete y saludar al autor que ejerce de maquinista, viajar con él hasta la inspiración salvando lluvias, barrancos, casi rozando el cielo. El trayecto impone reflexionar dónde brota el silencio; recorrer parajes íntimos hacia donde dejamos de ser para convertirnos en nosotros mismos. Sobre las traviesas el sentimiento es alegoría, poema, proclama; retumba y el eco revuelve las entrañas. Ante las manos tienes el efecto de arrojar un poema al lago de la sensibilidad, las ondas removiendo frondosidades donde habita la Conciencia, el Amor, el Espíritu.Lorenzo Vidal Bonet
