La filosofía mexicana suele ser considerada sólo como subsidiaría de los principales movimientos filosóficos ocurridos allende las fronteras hispanoamericanas. Sin embargo, hoy desarrolla un proceso de problematización de su propio devenir que evidencia algo diferente a la simple reproducción de otras ideas. Esta obra reconoce una serie de voces de filósofos que asumen al Humanismo como un núcleo de sentido de la tradición filosófica mexicana.