Joaquín Blengio hace una recopilación muy detallada, y a la vez muy bella, de las bibliotecas que han existido como guardianas del saber hasta nuestros días. El autor nos lleva de paseo por las dificultades que solía presentar coleccionar libros y asegura que la ilustración siempre será la única garantía de los ciudadanos, así como el único lazo cordial entre los pueblos.