Río de Janeiro, periodo colonial. La vida no era fácil para alguien que quería leer un libro. La Corona portuguesa impidió la impresión en Brasil hasta que la familia real se mudó allí durante el periodo de las invasiones napoleónicas. Antes y después del cambio, el contacto con los libros estuvo fuertemente controlado por los organismos de censura, que eran responsables de sancionar lo que se podía leer, escribir e imprimir. Sin embargo, no era imposible tener acceso a los libros. Sometiéndose a las exigencias de la censura o siguiendo los caminos de la ilegalidad, las obras llegaban a manos de quienes las buscaban: textos religiosos y de oficios eran muy apetecidos, pero también las bellas letras ?especialmente la novela? gozaban de especial interés. Los caminos de los libros cuenta una parte de esta historia: cómo fue la censura en Portugal y Brasil, descubre los títulos más populares y arroja luces sobre los modos de lectura y las personas que habitaron ese mundo.