Se había propuesto reunir en este libro una serie de ensayos sobre el continuo vaivén entre una literatura socialmente comprometida y una que se refugia en la torre de marfil estética. Este propósito no se alcanzó, pero se logró algo mucho más importante. Los siete trabajos reunidos demuestran que la distinción en cuestión es absurda porque, como individuos pensantes y creativos, nos es vedada la separación del entorno, de una realidad siempre complicada y muchas veces hostil. Estudiamos el lenguaje, entonces tenemos la obligación de reconciliarnos con él, en la medida de lo posible desandar un camino de muchas décadas para devolverle la dignidad que merece. Casi de manera inconsciente, los siete textos lo procuran; renuncian a la teorización, a lo hermético que demasiadas veces caracteriza nuestra labor, para regresar a lo concreto. No podemos cambiar de piel, es decir, los artículos denuncian y ponen el dedo en las muchas llagas lingüísticas que nosotros hemos abierto.