Desde mediados del siglo pasado diversos procesos históricos que han tenido lugar a escala mundial como la urbanización acelerada, el surgimiento de la sociedad de masas, el incremento de las migraciones y la especulación inmobiliaria provocaron, por una parte, profundas transformaciones urbanas y, por otra, hicieron aparecer nuevos actores sociales con formas propias de habitar el espacio y comprender el tiempo que, a su vez, reivindican nuevas lecturas del pasado. Considerando lo anterior, los diversos capítulos que conforman esta obra dan cuenta de las intersecciones entre política pública y memoria que están en relación con diversas comunidades, territorios, identidades, objetos y procesos. A través de casos específicos en varias ciudades del mundo como Ciudad de México, Montevideo, Osaka, Murcia, Estambul y diversas ciudades de Colombia, se analizan distintas miradas en torno a la construcción de la memoria en donde ésta cobra un papel relevante en tanto patrimonio tangible e intangible de diversos grupos sociales y comunidades locales, pero también representa un elemento en disputa entre actores provistos de un poder desigual tanto simbólico como social. El propósito de este trabajo es analizar la implementación de ciertas políticas a escala local relacionadas con procesos globales, colocando a la memoria no sólo como el eje de la patrimonialización, por ejemplo, en el caso de la renovación urbana de centros históricos, sino como un elemento que permite articular y poner a dialogar componentes multiculturales en diferentes contextos urbanos. De esta manera, se analizan narrativas y redefiniciones acerca del pasado que se han llevado a cabo desde diferentes instancias de los poder públicos, a través de mecanismos como la remodelación o la creación de ciertos espacios urbanos, la elaboración de experiencias estéticas que promueven un tipo específico de consumo de la memoria o políticas dirigidas al reconocimiento de ciertos grupos o comunidades.