Este libro es un ejercicio de memoria, un esfuerzo por visibilizar las historias de vida de jóvenes cuyo paradero, en la mayor parte de los casos, aún se ignora. Jóvenes que han sido criminalizados, estigmatizados o, como el menor de los agravios, ignorados, tanto por las autoridades que debieron encontrarlos como por una sociedad que teme involucrarse, que prefiere mirar hacia otro lado. La desaparición forzada de personas y la desaparición por particulares son crímenes que afectan no solo a la víctima directa. Estas historias muestran las muchas maneras en que la desaparición de un familiar destruye las vidas de los parientes cercanos y daña profundamente el tejido social.El libro es también un reconocimiento a los familiares en su mayoría madres que no han claudicado en la búsqueda, ya no de justicia, porque ellas saben que eso es inalcanzable en el país de la impunidad, sino de un vestigio, un fragmento, un indicio de sus seres queridos. Sus indagaciones para encontrar en vida, en muerte o en fosas clandestinas no se han detenido a lo largo de los años, ni siquiera en medio de la pandemia de covid-19, con todo lo que ello ha implicado. Con gran valentía y entrega reclaman su derecho a saber qué pasó, a conocer el paradero de sus familiares y, al menos, en la peor de las circunstancias, el derecho a una tumba digna para sus hijos.