A 140 años de distancia, Adorno nos reserva, todavía, algunas sorpresas del repertorio de su ingenio, que se sustentaba en el rescate de lo esencial, entendido como el trabajo y la satisfacción de las necesidades básicas que, además de una buena educación, formarían a los ciudadanos que serían el soporte de la república; mientras que la ciencia y la técnica aumentarían sus capacidades productivas y harían más amable la vida diaria.