La autora realiza un análisis exhaustivo del discurso poscolonial visto como un teatro epistémico delimitado por la nueva división internacional del trabajo. De esta manera, sugiere una lectura que posicione a la teoría poscolonial como objeto de investigación, donde señala y cuestiona las repercusiones de los contextos de enunciación y las condiciones de forclusión que determinan el diálogo entre el poscolonialismo y su crítica materialista.