Una joven adelantaba hacia proa. agarrándose a las amuras y a las cuerdas para no ser arrastrada por las enormes masas de agua que con mil mugidos inundaban la tolda. Podría tener dieciséis o diecisiete años; era una graciosa muchacha. alta esbelta. con abundante cabellera de un rubio dorado. ojos azules. grandes. profundos. tez blanca rosada no curtida aún por las brisas marinas y los rayos del sol ecuatorial. En sus ojos. en la expresión de su rostro. en sus labios finos y bermejos. se adivinaba que aquella joven. no obstante su aparente delicadeza y debilidad. era de una tenacidad y una audacia que están muy lejos de poseer las jóvenes de su edad. y sobre todo las europeas.