¿Sería capaz de recitar de memoria las capitales de los países del mundo, los primeros cien decimales del número Pi? ¿Y los primeros cuarenta? ¿Las montañas más altas, los escritores ganadores del Premio Nobel? Quizás en este momento esté pensando en responder con una carcajada: ¡Imposible! Pero la realidad es que se equivoca. Estamos acostumbrados a memorizar gracias a la repetición, la relectura y ese tipo de técnicas que no hacen otra cosa que aburrirnos. Pasan los años y nadie recuerda el orden de los planetas del sistema solar o en qué año fue la crisis del petróleo. Siempre admiramos a la gente que enumera sin fallar el listado cronológico de presidentes o el equipo completo de la selección argentina de fútbol del 78, mientras no podemos memorizar el número de teléfono de nuestro mejor amigo.!