La ensoñación alucinada de Zurita no se limita al horror; incluye vastas extensiones en las que la fusión con el cuerpo de la patria alcanza una intensidad sublime: toda la sección del libro dedicada a los ríos de Chile. por ejemplo. cada uno de ellos identificado con un profeta bíblico. O los poemas-sueños dedicados a Kurosawa. interlocutor de un diálogo fantasmagórico sobre la hecatombe y la posibilidad de lo lírico en nuestro tiempo. Tomado del prólogo de Edgardo Dobry